24 de septiembre de 2025
En el mundo del comercio y los negocios, los contratos mercantiles son herramientas esenciales para regular las relaciones jurídicas entre empresas, autónomos o socios. Sin embargo, no basta con firmar un contrato: muchas veces, un acuerdo mal redactado o con lagunas puede convertirse en un problema serio.
Antes de entrar en los errores, conviene precisar qué es un contrato mercantil. En términos generales, es aquel acuerdo realizado entre personas físicas o jurídicas que tienen carácter profesional o empresarial, y que tiene por objeto una operación de carácter comercial (compra-venta de mercancías, prestación de servicios profesionales, franquicias, distribución, etc).
La legislación mercantil y comercial impone ciertos requisitos esenciales (voluntad, objeto, causa, forma cuando sea exigida), pero también deja espacio para pactos entre las partes. Ese espacio es el que, precisamente, debe explotarse con prudencia para prevenir riesgos.
A continuación se detallan los fallos más habituales, muchos de los cuales han visto en la práctica nuestro equipo de abogados mercantiles.
Uno de los errores más perjudiciales es redactar cláusulas poco claras o con términos indeterminados. Por ejemplo:
La consecuencia: interpretaciones conflictivas, desacuerdos e incluso litigios. La solución es redactar cláusulas expresas, con definiciones previas, enumerar obligaciones concretas y prever escenarios distintos.
Muchas partes no incluyen mecanismos de garantía, penalizaciones o cláusulas de aseguramiento. Algunos ejemplos de omisiones:
Sin estas medidas, si una de las partes incumple, la otra queda desprotegida y difícilmente puede exigir responsabilidad. Un buen contrato mercantil debe incorporar cláusulas que aseguren el cumplimiento o penalicen el incumplimiento.
Las relaciones comerciales no siempre siguen el plan previsto; puede ocurrir que una parte necesite terminar anticipadamente el vínculo. Si el contrato carece de cláusulas que regulen la resolución anticipada, habrá incertidumbre, y cualquier intento de romper el contrato podrá derivar en una demanda por daños y perjuicios.
Debe incluirse:
En sectores con información estratégica o competitiva, es habitual que no se revisen o incluyan cláusulas de:
Este tipo de cláusulas resultan clave para proteger intereses comerciales. Si no se redactan adecuadamente (o se descuidan aspectos de proporcionalidad), pueden ser declaradas nulas o inaplicables por tribunales.
Un contrato mercantil mal diseñado puede entrar en conflicto con normas imperativas (leyes mercantiles, de competencia, protección al consumidor, protección de datos, legislación laboral). Muchas veces se comete el error de copiar modelos genéricos sin verificar su adecuación legal.
Por ejemplo:
Un contrato mercantil debe revisarse frente al marco normativo aplicable.
La lógica de “si hay un problema, lo resolvemos en los tribunales” puede resultar costosa, lenta y conflictiva. Muchas veces no se incluyen cláusulas de resolución alternativa de conflictos (mediación, arbitraje, cláusula compromisoria). Esto puede aumentar el coste y el desgaste de una disputa que, quizás, podría resolverse de modo más eficiente.
Quizá el error más grande de todos: redactar o firmar un contrato mercantil sin asesoramiento de abogados mercantiles. Las consecuencias pueden ser graves: cláusulas abusivas, incumplimientos, pérdidas económicas o litigios complicados.
Un profesional mercantil podrá:
Los contratos mercantiles bien diseñados son la base de relaciones comerciales seguras y estables. Evitar los errores comunes depende en gran medida de contar con el respaldo especializado de abogados mercantiles.
En Jiménez Sierra Abogados, con experiencia en derecho mercantil y asesoramiento a empresas y autónomos en Salamanca, estamos preparados para ayudarte a redactar, revisar y negociar contratos mercantiles que protejan tus intereses y minimicen riesgos. Si necesitas asesoramiento, no dudes en contactarnos.